dissabte, 1 de juliol del 2017

De las prisiones para homosexuales a las prisiones para mujeres.


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La dictadura franquista habilitó dos cárceles específicas para presos homosexuales. Una en Badajoz para “pasivos”, y otra en Huelva para “activos”.
01 Julio 2017
10:52
De las prisiones para homosexuales a las prisiones para mujeres
Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC). Foto: TURISMO DE BADAJOZ
Artículo incluido en el dossier dedicado a las Rutas de la memoria, publicado en #LaMarea51. a A la venta en nuestra tienda online por 1,90 euros o en kioskos por 4,50 euros.
La Modelo de Barcelona, la de Valencia y Carabanchel en Madrid habilitaron módulos para presos homosexuales, represaliados en aplicación de las leyes de Vagos y Maleantes y Peligrosidad Social. Pero no fue suficiente. La dictadura franquista habilitó dos cárceles específicas para estas personas. Una en Badajoz para “pasivos”, y otra en Huelva para “activos”. El primero acoge hoy el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (MEIAC). Y el segundo, protegido como Lugar de Memoria por la Junta de Andalucía, está lleno de basura.
Las condiciones de vida en las cárceles durante el franquismo fueron terribles. El historiador José María García Márquez describe la penuria en la Prisión Provincial de Sevilla, donde murieron 494 presos entre 1936 y 1954. La mayoría de las muertes, 428, se produjo en un solo año como consecuencia del hambre. Otro colectivo represaliado específicamente por el régimen franquista fueron las mujeres.
Durante la Segunda República, la entonces directora de Prisiones, Victoria Kent, cerró la vieja prisión de Málaga por su insalubridad. Sin embargo, y a pesar de esas nefastas condiciones, fue reabierta por los falangistas para encarcelar a las mujeres de los rojos, con quienes experimentó Vallejo-Nájera. “Kent propició el inicio de prisiones de construcción nueva, donde hubiese una reinserción real. Y la prensa local de la época recoge fotografías de ella visitando las obras de la nueva prisión provincial, para unas 500 o 600 personas.
Al entrar las tropas franquistas en la ciudad, esta cárcel se quedó pequeña, se hacinó hasta límites insoportables. Y a las mujeres se las trasladó a la vieja, que se inundaba, que tenía humedades… A ellas se dedicó el sitio más inhóspito”, explica la profesora de la Universidad de Málaga Encarnación Barranquero, investigadora y autora de diversas obras sobre la represión hacia las mujeres. Aquella cárcel es hoy la sede del cuartel de la Policía Municipal de Málaga.