dissabte, 7 de març del 2015

Carlos Cuesta será denunciado ante la Fiscalía tras llamar “terroristas” a obreros masacrados en Vitoria el 3 de marzo de 1976, siendo Fraga ministro del Interior de Arias Navarro, alias "el carnicerito de Málaga" por su brutalidad represora como fiscal.

http://www.elplural.com/2015/03/06/carlos-cuesta-sera-denunciado-ante-la-fiscalia-tras-llamar-terroristas-a-obreros-masacrados-en-el-franquismo/


Los trabajadores fueron asesinados por la Policía en los estertores del franquismo cuando celebraban una asamblea durante una jornada de huelga
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El 3 de marzo de 1976 es una de las trágicas fechas de la historia de España, en el convulso panorama social tras la muerte de Franco, en las que fueron asesinados impunemente trabajadores o manifestantes. Aquel día en concreto durante la represión por parte de la Policía de una huelga en Vitoria fueron asesinados cinco obreros y heridos más de cien. A los obreros se les desalojó con gases de una iglesia en la que celebraban una asamblea y fueron disparados a continuación. Se trata de un capítulo además no cerrado porque hay ciudadanos empeñados en que se haga justicia y el que entonces era ministro de Relaciones Sindicales de la dictadura, Rodolfo Martín Villa, es uno de los denunciados en la querella argentina que investiga la juez Servini. Otro de los denunciados por esos hechos y otros crímenes del franquismo es Utrera Molina, el suegro de Alberto Ruiz-Gallardón, que entonces era secretario general del Movimiento. El ministro de Gobernación durante la masacre era el fundador de AP, Manuel Fraga.

“Terroristas” según un periodista de 13TV
Quizá el hecho de que todavía se busque justicia por aquellos asesinados es lo que lleva a algunos torpes intentos de manipular los hechos. Es lo que hizo en El Cascabel de 13TV el pasado 3 de marzo el periodista Carlos Cuesta cuando al hablar de incidentes registrados en el aniversario de la matanza presentó a los asesinados como “terroristas que tenían la intención de matar a otra gente”. “¿Sólo van a protestar por los cinco terroristas que murieron de ellos?”. Carlos Carnicero, presente en la tertulia, le recordó que eran “obreros” y no terroristas y que “nunca se hizo una investigación exhaustiva” sobre los asesinatos. El vídeo de la manipulación de Cuesta ha alcanzado gran difusión a través de la plataforma Menéame.


Mentiras que irán a la Fiscalía
La asociación Martxoak 3 Elkartea, que defiende la memoria y la justicia para los asesinados, ha anunciado que pondrá en conocimiento de la Fiscalía y de la delegación de Gobierno de Álava las declaraciones de Cuesta para que actúen de oficio y que de no ser cursarán ellos la denuncia adecuada en los juzgados. El diario Deia recoge esta intención así como la indignación de la asociación: “Esta ignominia, a nuestro entender es constitutiva de un grave delito por injurias y calumnias, además del desprecio y ataque al recuerdo y el honor de los trabajadores asesinados y en consecuencia a los valores, derechos y libertades por los que luchaban. No vamos a permitir estas no lo vamos a permitir estas difamaciones e insultos, que no quedarán sin respuesta”.

La Isleta de aquel inmenso dolor. Blog "Viajando entre la tormenta".


http://viajandoentrelatormenta.blogspot.com.es/2015/03/la-isleta-de-aquel-inmenso-dolor.html


sábado, 7 de marzo de 2015

La Isleta de aquel inmenso dolor

El abismo recorría la vida cotidiana de aquellos hombres, miles de prisioneros en el campo de concentración de La Isleta, una zona volcánica que un día fue isla, el islote indígena con aquella playa, El Confital solo traspasado en su frontera natural cuando había rituales mágicos asociados a la muerte, a las ofrendas al dios Magec en épocas de sequía o temporales de arena africana.

Juan del Pino, Orencio Suárez, “el gallego” Enrique Calatrava, ocupaban las mismas literas de madera, dormían apretados unos contra otros para evitar el frio del hambre, el viento helado de la montaña sagrada. Meses antes sus vidas eran normales, Juan trabajaba colocando tuberías de agua por media isla, Orencio era médico en Santa Brígida, Enrique, de La Gomera, estaba destinado en la isla, era guardia civil y desde el primer momento se negó a obedecer las órdenes de los criminales golpistas, por lo que fue expulsado del cuerpo, encarcelado, condenado a muerte en un consejo de guerra sumarísimo junto a doce soldados, dos capitanes y un teniente. Le esperaba el fusilamiento, el lo sabía, siempre lo había traicionado la claridad, la coherencia, las ideas tan claras desde que era niño, los bellos días cuando acudía a la escuelita de Mondariz, cerca de Pontevedra.

La aglomeración de hombres presos sin casi agua para beber, para asearse, letrinas que nunca se limpiaban, generaba todo tipo de plagas y enfermedades mortales, las pulgas se metían en la ropa, no salían hicieras lo que hicieras, los piojos habitaban en cada cabeza como quien toma posesión solemnemente de un nuevo espacio de vida, la comida, por llamarle de alguna forma, siempre llena de bichos, de chinches y gusanos de muerto, una especie de caldo que olía muy mal, siempre lo mismo cada día, un alimento insuficiente para tanta miseria.

En las mañanas sacaban los muertos de las naves militares, un infierno de hombres desnutridos, con los huesos a flor de piel, cabos de vara golpeando todo el rato, tortura, muertes a palos, gritos constantes y unas noches heladas, donde el viento del norte penetraba en lo más recóndito del alma, destruyendo la dignidad, las ideas, la fuerza para la resistencia de aquellos comunistas, anarquistas, socialistas, republicanos, demócratas defensores de la República española.

Aquel octubre del 36 fue distinto, el teniente Lázaro regresó de Tenerife, llegando a Gran Canaria para quedarse, el general García Escamez  le encargó que se hiciera cargo del campo de concentración, le insistió en que hacía falta “mano dura”, “menos debilidad” con aquellos rojos prisioneros, que “era necesaria estructurar esa cruzada” ese espacio de muerte y dolor en el viejo islote del Puerto de la Luz.

La misma mañana que entró el teniente los cabos de vara formaron junto a la alambrada de la entrada, donde esperaban cada día cientos de mujeres y niños, familiares de los presos, que se pasaban horas de espera, para en muchos casos serles negada la posibilidad de ver a sus seres queridos, mujeres humilladas por la soldadesca, por los falangistas, que aprovechaban embriagados de ron de caña la llegada de las mujeres para humillarlas, una especie de piropos sexuales, todo tipo de burlas relacionadas con sus pechos, con sus culos, la impotencia de sus maridos, un escarnio que hacía llorar a los chiquillos, que veían a sus madres en medio de aquella gentuza uniformada.

Lázaro pasó revista a su tropa, un ejército armado con los máuseres, lanzó sus arengas, incitando a los soldados, requetés, guardias civiles y falangistas, para que aumentaran la represión, el maltrato, los golpes, las palizas diarias hasta la muerte detrás de las letrinas.

El sargento Bombín le escuchaba atento, le profesaba verdadera devoción, habían estado juntos en África con el general Franco, “matando moros” decían siempre entre sonrisas cómplices, “follándonos a sus mujeres”, en el antiguo Sahara español.

El brigada Samsó y el subteniente Bravo de Laguna, miraban emocionados, escuchando los ardores guerreros más patrióticos de aquel desquiciado personaje, los gritos histéricos del viejo militar de Burgos, los insultos a los presos, los “vivas”  a la muerte, las bienaventuranzas a bayoneta calada contra las hordas marxistas, “por la infinita misericordia de nuestro señor Jesucristo”, decía el capellán con sotana y pistola al cinto mientras bendecía las palabras de Lázaro, el mismo cura que daba los tiros de gracia en los fusilamientos del campo de tiro, desde donde cada día se escuchaban los disparos, los gritos de terror de los paisanos que traían de los pueblos, humildes hombres comprometidos que lloraban de miedo antes de ser tiroteados por el pelotón de reemplazo.

Juan, Orencio y Enrique “el gallego”, se disponían a descansar después de haber estado picando piedra durante toda la mañana cuando se les acercó el teniente Lázaro, tocó la cabeza del antiguo guardia civil republicano, mientras llamaba con la vista a los cabos de vara, en un instante los tres hombres se vieron rodeados, quince traidores con palos en la mano esperaban la orden del jefe del campo. Los tres se juntaron en una especie de abrazo, como buscando protección con sus cuerpos ante lo que les esperaba, Orencio alcanzó a decir algo, una especie de pregunta, saber al menos los motivos de aquella ejecución, pero no tuvo tiempo de terminar la frase, los cabos se abalanzaron sobre ellos, comenzaron a golpearlos salvajemente entre gotas de sangre, era como una especie de jauría de lobos sobre sus presas, desvalidos venados entre las dentelladas y los aullidos del odio.

El resto de presos veían todo en silencio, los militantes comunistas caían al suelo, se protegían como podían de los golpes, pero era inútil, se abandonaron enseguida, era demasiado el dolor, la fuerza de las barras de madera sobre sus desvalidos cuerpos, heridos, destrozados en el momento de la muerte.

Aún siguieron pegándoles después de fallecer, hasta que Lázaro no ordenará parar, había que seguir aunque solo golpearan sobre cuerpos destruidos, masacrados, arrasados por una ira jamás vista en la antigua Tamarán, sin parangón desde los tiempos de conquista, cuando la iglesia y la corona de Castilla asesinaron a miles de indígenas, violaron a sus mujeres, asesinando a todos los bebés menores de dos años.

Los hombres pararon, dejaron de golpear cuando Lázaro bajó el sable, allí quedaron los tres cuerpos, la sangre bajaba por el camino de tierra hacia el comedor, un riachuelo rojo. Todos los presos estaban helados, como una especie de estampa medieval, algo así como un coro de muertos vivientes.

El teniente bromeó con Bombín y Samsó, Bravo de Laguna hablaba de las putas del barrio de Arenales, los cuatro militares abrieron en el pabellón de oficiales una botella de vino manchego, brindaron entre risas por la “santa cruzada”.

Abajo los cuerpos ardían bajo el sol con los ojos abiertos, el día estaba despejado, no acababa de entrar el otoño, el camión de la carne llegaba a la entrada del cuartel, el destino estaba claro, la fosa común del cementerio de Las Palmas, el lugar donde seguían llevando los cuerpos de la carnicería.

El campo de concentración recuperó por un instante la “normalidad”, en esas horas no hubieron palizas, el grupo de casi tres mil presos reposaba sobre el picón de lava, algunos dormían, el silencio estremecía, en el horizonte se percibía como flotaba la arena del desierto sobre el mar.

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1 comentario:

  1. Más de 5.000 personas asesinadas por el franquismo en Canarias, ahora sus herederos siguen protegiendo a estos asesinos. La mafia sigue gestionando un régimen manchado de sangre.

"La ambulancia", por Xavier Molins y Carme Corretgé


http://www.nuevatribuna.es/articulo/cultura---ocio/ambulancia/20150226102347112993.html


Una novela de la Guerra Civil Española, basada en una historia real que cuenta una historia de amor en el exilio.
 | 27 Febrero 2015 - 12:02 h.
Boda de Salvador y Filo
Boda de Salvador y Filo
Cuando estalla la Guerra Civil Española, Filo, el abuelo de Xavier, nuestro coautor, apenas tiene 15 años. La guerra y su posterior exilio a Francia harán que experimente situaciones extremas que jamás hubiera imaginado
Este libro tiene mucho de especial: por un lado siempre es especial “darle un aire de ficción” a una historia real, y más si es próxima, y por otro lado tiene mucho de experimental porque nos enseña que las historias, todas ellas, también pueden presentarse y escribirse a dos o tres plumas….esta novela está escrita por dos personas y lejos de jugar con experimentos y recargar situaciones, descripciones o los “retratos” de los personajes lo que hace es viajar más lejos y presentarnos una historia que se lee con suma facilidad y que no es sensible, bien tratada y esclarecedora de un tiempos y sus gentes…y   por otro lado también nos daremos cuenta de la importancia  que tiene el poder ser más dueño de sí mismo y de la propia historia porque esta obra es fruto , también, de un micro mecenazgo. No se ve muchas veces, pero es una fórmula a tener en cuenta: ni editorial, ni autoedición, ni proyectos híbridos… esta novela nos la ofrecen , principalmente, los dos autores Xavier y Carme, però también todo este conjunto de gentes que son“pequeños mecenas”. Un aplauso para todos ellos y ellas.
Al lector solo nos queda decirle que la novela les gustará y que, una vez, se hagan con las primeras letras, ya no podrán dejarlo….
La sinopsis del libro:
Cuando estalla la Guerra Civil Española, Filo, el abuelo de Xavier, nuestro coautor, apenas tiene 15 años. La guerra y su posterior exilio a Francia harán que experimente situaciones extremas que jamás hubiera imaginado. Una historia real de amor en tiempos de guerra. Un retazo de la historia de España que ayuda a comprender cómo vivió la gente corriente ese macabro capítulo.
Este libro no es sólo un homenaje a Filo, sino que también pretende honrar a todas aquellas personas anónimas que sufrieron en los campos de concentración del sur de Francia y cuyo único delito fue defender la democracia que otros hemos disfrutado.
Hombre libre. Acuérdate.

Huida a Francia
Cazarabet conversa con Xavier Molins
- ¿Cómo es escribir, querido amigo Xavier, sobre la propia familia y su paso por la historia?
Pues es una experiencia muy intensa, puesto que te obliga a indagar en tus raíces y en la vida de los familiares que te precedieron. No sólo me ha ayudado a saber más sobre mis abuelos, sino que también he podido “conocer” a mi bisabuelo, que murió antes de que yo naciera, o a mi bisabuela, de quien apenas guardo un par de vagas imágenes. Tener que averiguar cosas sobre ellos ha sido divertido y emotivo a partes iguales.
- ¿Debe ser como volver los pasos hacia tiempos de dolor, angustia, falta de libertad, pero también a tiempos de amor, libertad propia (al margen de la situación externa) y de cierto renacimiento …ahora que ya tienes el libro en la calle y vuelves la mirada atrás de tus charlas con tu abuela y demás…qué sientes?
Sí, escribir sobre una época en concreto hace que te transportes a ella y, casi sin darte cuenta, acabas introduciéndote en el día a día de aquellos tiempos. Eso conlleva a sentir dolor cada vez que descubres todo lo que sucedió. Pero también, como dices, a otro tipo de sensaciones mas agradables. Escribir sobre una cosa que provoca tantos sentimientos hace que empatices desde el primer momento.
Sufrí cada vez que tenía que escribir cosas desagradables, y me alegraba cuando tenía que narrar episodios esperanzadores.
Por eso ha sido una experiencia muy intensa escribir este libro.
Más tarde, ya publicado, sentí una liberación muy profunda, puesto que la idea del libro se gestó en 2007 y ha sido publicado en 2014. Eso quiere decir que el proceso ha durado 7 años. Y durante este proceso, el libro ha pasado por diferentes etapas. Hubo etapas en las que, incluso, me planteé abandonar. No me veía capaz de hacerlo posible. Hubo otras en que tenía mucha ilusión por escribir, pero no tenía tiempo para hacerlo. En otras fases del proceso sentía una enorme culpabilidad porque le había prometido a mi abuela que lo haría, y sin embargo pasaban los años y el libro seguía sin ser una realidad.
Cuando por fin lo tuve en mis manos, me invadió la gran alegría de saber que había hecho una de las cosas más importantes de mi vida. Mi promesa había sido cumplida, y cerraba un ciclo de 7 años que, quizás, se había hecho demasiado largo.
- Escribir, amigo, ¿te reconcilia con algo en particular? ¿Por qué te hiciste escritor…qué es lo que apasiona del hecho de contar historias?
Recuerdo perfectamente cuando era adolescente y me emocionaba leyendo. Pasaron los años y seguía sintiendo cosas muy bonitas cuando leía un libro que me apasionaba. Una vez, incluso, me enamoré de la protagonista de una novela. Pensé que era absurdo. Me había enamorado de alguien que no existía. Comprendí que un escritor tiene el poder de hacer sentir a sus lectores cualquier tipo de emoción: amor, rabia, tristeza… y entonces me dije que yo quería ser así, quería hacer sentir a la gente emociones intensas, sentimientos profundos.
Cuando ahora alguien me escribe diciendo que leyendo “La ambulancia” ha llorado, ha sentido miedo o ha sentido alegría, pienso que soy muy afortunado y que estoy contribuyendo a la felicidad de los demás.
- ¿Cómo es escribir, como lo hacéis tu pareja y vos, como “en tándem”…?
“La ambulancia” es el primer libro que he escrito en solitario. Los otros tres (Diario de viaje de un viaje diario, Pasaporte hacia ningún lugar y Todo al 69), que son libros sobre narrativa de viajes, los escribí con Carme, mi pareja. Nuestra visión del viaje y de la filosofía que va unida a él es muy parecida, y eso hace que nuestro estilo sea similar y por eso podemos escribir a “cuatro manos”. Lo que yo escribo ella lo revisa y viceversa. Al final, acaban siendo textos uniformes donde no se percibe que hay dos narradores diferentes.
- Alguien me decía un día que las historias de amor en los malos tiempos, en los tiempos de guerra…son como más auténticas ¿Qué nos puedes comentar?
En efecto, yo también pienso lo mismo. Seguramente sucede, en primer lugar, por contraste. En una situación como una guerra, que es una barbarie donde impera el odio y el terror, una historia de amor aflora todavía con más sentimiento, con más notoriedad. Y también influye que las dificultades hacen que las personas se aferren al amor como si fuera un salvavidas, y eso hace que aguanten cualquier situación por dramática que sea. Filo, la protagonista de la novela, la mayor parte del tiempo no sabe si su novio, Salvador, está vivo. Pero nunca deja de esperarlo.
- Retratas muy bien a los personajes, sobretodo te detienes en Filo porque es ella la protagonista y la que nos lleva de la mano de toda la trama… ¿cómo te has podido adentrar tan bien en esa especie de “retratos”?
Bueno, lo cierto es que me ha costado mucho. Principalmente porque cuando conocemos a alguien siendo mayor, como por ejemplo a nuestros abuelos o a nuestros padres, nos cuesta mucho imaginar que algún día fueron jóvenes.
Fue difícil ver a mi abuela como una adolescente enamoradiza, pero realmente lo fue. Fue difícil también ver a mi abuelo como un héroe, luchando por sus ideales, arriesgando su vida a cada instante… pero lo fue.
Antes de que me pusiera a escribir la novela, para mí eran simplemente mis abuelos, viejitos entrañables. ¡Qué poco me podía imaginar sus vidas!
Al final conseguí visualizarlos como lo que realmente fueron, y a partir de ahí me fue más fácil describirlos y relatar tanto sus hazañas como sus sentimientos.

Campos de Refugiados en Francia
- La novela es dura, pero está narrada y contada con mucha naturalidad, realismo y , sobretodo, sosiego, es una novela tranquila, pero no desde la trama porque aquello fue una tragedia para quienes la vivieron….es tranquila desde el punto de vista de cómo la cuentas…se nota que te propusiste no ser histriónico, pero sí ser cercano, ameno…
Sí, exacto, no he querido ser tremendista, pero eso también ha sido posible por el hecho de estar hablando de un suceso de hace más de 75 años. Cuando uno escribe un libro sobre la guerra civil española, sabe que las heridas de todo aquello no están cerradas, pero ya queda poca gente viva de aquella época y el paso del tiempo lo va suavizando todo. Podría escribir ahora un libro que estuviera situado en un conflicto similar como la Guerra en Siria, con unos protagonistas que fueran también refugiados… pero no podría, evidentemente, escribirlo de igual manera.
- ¿Qué diferencia hay, querido amigo, en ponerte ante una historia real (que, de alguna manera, la  llevas a la ficción) y ante lo que más has hecho, de manera más recurrente,  que es narrar vivencias propias y fruto de tus numerosos viajes y demás…?
Principalmente en que en una novela histórica basada en una historia real no puedes cometer errores y, sin embargo, es muy fácil cometerlos.
Por ejemplo, en un pasaje de la novela estuve a punto de escribir que la madre e Filo curaba a una amiga con agua oxigenada… lo que era poco probable puesto que por aquella época, a pesar de que ya estaba inventada,  su uso a nivel doméstico era inexistente. Un error, por intrascendente que sea respecto al argumento, puede hacerte perder la credibilidad y eso es algo que uno no puede permitirse al escribir novela histórica.
- ¿Qué ha supuesto, escribir un libro viéndote respaldado por esta gran cantidad de personas que han confiado en ti y que se convirtieron en mecenas desde un proyecto de micro mecenazgo? ¿Es esta manera de publicar, la de recurrir a un micro mecenazgo, de seguir con total libertad el proceso desde la  idea y escritura  hasta que el libro sale de la imprenta sin tener que recurrir a intermediarios y demás que, muchas veces, pueden “torpedear” la idea inicial del autor?
Sí, para mí fue importante saber que detrás de mí había más de 300 personas que confiaban en mi novela. Es cierto que a nivel económico fue un gran empujón, pero el hecho diferencial fue el tema moral, el tema anímico de sentir que no estaba solo en esta aventura. Además, eso me hizo adquirir el compromiso de terminarlo y no dar largas a un proyecto que ya hacía muchos años que duraba.
- ¿Cómo ha sido, Xavier, el proceso de documentación para con el libro? , ¿y la metodología de trabajo?
Lo cierto es que hoy en día el proceso de investigación es mucho más fácil gracias a Internet. Poder consultar datos históricos en un momento, hace que todo este trabajo, que otrora podía resultar complicado, sea tremendamente sencillo. Aparte, hice un viaje de dos meses por todos los lugares del sur de Francia donde discurre la novela. Aquel viaje me sirvió para situarme en el contexto y para conocer más datos históricos de aquella época.
- Si tu abuela hubiese podido leer el libro…conociéndola como la conociste. Sabemos que es una pregunta que puede “tocar” mucho tu sensibilidad y “fuero interno e íntimo”, pero ¿qué crees que hubiese sentido y pensado?
¡Le hacía tanta ilusión que yo escribiera este libro! Yo lo notaba cada vez que nos reuníamos en su salita de estar. Me hablaba de una manera que denotaba que lo que estábamos haciendo para ella era sumamente especial.
El día que murió, supe que ya no sería lo mismo si ella no lo podía leer… fue por aquella época que estuve casi a punto de abandonar. Pero al final pensé que aquello me tenía que dar todavía más motivos y más fuerzas para poder concluirlo. Si ella hubiera podido leerlo, aparte de emocionarse mucho hubiera sentido el desahogo de que ya podía morirse en paz. Me entristece pensar que no pude complacerla en ese sentido… pero me alegra pensar que ahora, esté donde esté, ya puede sentirse en paz porque el libro es una realidad.
- Vemos que sois un “tándem” que no para y que está en continua creatividad, ¿en qué estáis trabajando últimamente?
Pues estamos trabajando de nuevo en un libro sobre viajes. De momento no hay planificada otra novela. Pero bueno… nunca se sabe. Algún día nos gustaría unir novela y viajes, y poder escribir novelas ambientadas en los lugares a los que viajamos

'Winnipeg', el barco con el que Neruda salvó a dos mil supervivientes de la Guerrra Civil


http://www.rtve.es/noticias/20150302/winnipeg-barco-neruda-salvo-dos-mil-supervivientes-guerrra-civil/1105261.shtml


  • Una historia que Laura Martel y Antonia Santolaya han llevado al cómic
  • El poeta salvó a 2.200 españoles de la inminente Guerra en Europa
Ampliar fotoPablo Neruda y el Winnipeg, visto por Laura Martel y Antonia Santolaya
Pablo Neruda y el Winnipeg, visto por Laura Martel y Antonia SantolayaHotelPapel
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Página de ’Winnipeg, el barco de Neruda’HotelPapel
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JESÚS JIMÉNEZJESÚS JIMÉNEZ 02.03.2015
“Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie” (Pablo Neruda).
Así se refería Pablo Neruda a lo que él considero uno de sus mayores logros, fletar un barco desde Francia, el Winnipeg, para que 2.200 refugiados de la Guerra Civil Española pudieran irse a Chile en busca de una nueva vida. Uno de esos tantos episodios históricos que hoy han caído prácticamente en el olvido y que ahora, 75 años después, nos recuerda el cómic Winnipeg, el barco de Neruda (HotelPapel Ediciones), de Laura Martel y Antonia Santolaya.
Laura resume así el argumento: “Al final de la guerra civil española medio millón de españoles huyeron hacia la frontera con Francia donde fueron recluidos en campos de internamiento. Las condiciones en esos campos eran tan precarias que diariamente morían cientos de personas sobre todo entre la población infantil que era muy numerosa. Winnipeg cuenta la historia de aquellos que tuvieron la suerte de embarcar en la nave que el poeta Pablo Neruda fletó para llevarlos a Chile”.
Una historia para la que Laura ha hablado con supervivientes del famoso barco: “La historia está contada a través de los ojos de una niña, la tercera parte de los refugiados eran menores. Todo lo que cuento es real, entrevisté a muchos supervivientes del Winnipeg y sus familiares que me contaron infinidad de historias que yo combiné o cambié creando así personajes e historias de ficción pero hasta los nombres están tomados de personajes reales”.

El drama de los refugiados

Pero… ¿Qué les esperaba a los refugiados en Francia? y ¿Qué se encontraron los que llegaron a Chile? “Como ya he comentado –asegura Laura- los primeros momentos en los campos de internamiento fueron dramáticos pero con el tiempo la situación mejoró: tuvieron acceso a agua potable, se construyeron barracones... pero el estallido de la Segunda Guerra mundial supuso otra vuelta macabra de tuerca para esa pobre gente y muchos de los refugiados acabaron en campos de exterminio nazi”.
Lo curioso es que el barco llegó a Chile el 3 de septiembre de 1939, el mismo día que comenzó la Segunda Guerra Mundial. “Los que tuvieron la suerte de ser acogidos en Chile –continúa la guionista- se encontraron un panorama bien distinto. Incluso las voces que en un principio eran contrarias a la llegada de los españoles, en cuanto éstos llegaron se mostraron muy solidarios”.
“En este sentido una refugiada, que en aquel momento era niña, me contó una conmovedora historia: a su desembarco en Valparaíso había carteles dándoles la bienvenida pero también algunos pocos pidiendo que volvieran a su país. Un hombre que portaba una pancarta de rechazo, al ver a su madre, su hermano y ella misma con el miedo, el hambre y el sufrimiento reflejados en el rostro, tiró avergonzado la pancarta y acercándose a su padre le dio todo el dinero que llevaba encima”.

La travesía

Pero… ¿Cómo fue esa travesía y que noticias les llegaban al barco? “La travesía debió ser dura –apunta Laura- un mes en el mar, en un barco que no era de pasajeros sino un carguero adaptado, con el miedo a ser interceptados por submarinos alemanes y con la incertidumbre de si serían acogidos en Chile pues durante la travesía las voces contrarias a su llegada gestaron un golpe de estado
“Curiosamente los que en aquel momento eran niños cuentan que, ajenos a las preocupaciones de los mayores, vivieron la travesía fue como una aventura maravillosa” -añade la guionista-.

La memoria histórica

Un episodio histórico que hoy -como nos recuerda Laura- se recuerda mejor en Chile y en otros países, que en España. “Desgraciadamente los españoles tendemos a olvidar nuestra historia. Durante un tiempo trabajé en un proyecto de serie para televisión que recreaba la vida de los reyes españoles y pude comprobar que casi nadie en este país los podía enunciar de forma correcta, esto es impensable en otros países europeos o en América”.
“Muchas veces me he preguntado por qué pasa esto y no tengo la respuesta, quizás sea por qué vivimos la Historia como vivimos el futbol, tomando partido y sintiendo cosas que nada tienen de nosotros como si fueran nuestras. Blas de Lezo ha sido probablemente el mejor estratega militar de la historia, el hombre que venció a Nelson en la batalla de Cartagena, lo que hace que gran parte de América sea Latina y no Anglosajona. Sin embargo en España se conoce más a Nelson que a Blas de Lezo por esta tendencia a asociar una figura histórica con pasiones actuales”.
Algo en lo que está de acuerdo la dibujante Antonia Santolaya: “La historia está ahí, mirarla, o no, es una opción personal que construye el presente. Lo que me parece sorprendente que historias como ésta no se conozcan más y el eco del pasado nos llegue con tono fatalista”.

Una gran dibujante

Una historia emocionante, de por sí, pero que nos llega mucho más gracias a los dibujos de Antonia Santolaya: “Lo primero que me interesó es el entusiasmo en la historia de la editora Nuria Varela y de la guionista Laura Martel, ése fue mi primer empuje. Después, la propia historia irradiaba esperanza y merecía ser conocida. Los protagonistas eran gente sencilla que buscaba una posibilidad de vida, la mirada de una niña en una situación tan hostil, todo me llevaba a reflexionar sobre el efecto de nuestros actos en los otros. La posibilidad de ser cada uno de los personajes y sus circunstancias”.
Una historia que la dibujante ha imaginado en blanco y negro: “Cuando buscaba cómo enfocar la estética de las imágenes elegí en un primer momento un tono gris y sepia, al final opté por dejarlo solo en grises. Las imágenes de esa época que yo había visto eran en ese color y creí que le iba bien. Las historias están llenas de matices y busqué en los grises la representación de una lectura sin contornos, sin definición”.
“Laura –continúa la dibujante- me pasó mucha de la documentación que ella había recopilado, otros amigos me pasaron libros que todavía no he devuelto e internet me aportó el resto de material de documentación”.
En cuanto a si le ha inspirado la poesía de Neruda, Antonia asegura que: “Creo recordar que él decía algo así "Que el tiempo borre toda mi poesía pero este poema que hoy escribo permanecerá siempre" Es su lado humano el que inspira mientras se trabaja”.

Sus proyectos

En cuanto a sus proyectos, Laura nos ha contado que: “Actualmente estoy trabajando en el guión de la próxima película de Sergio Cabrera, una comedia acerca de la errónea visión que se tiene de la tercera edad. Y en un proyecto propio, mezcla de ficción y documental para rodar en Canarias que es de dónde yo provengo”.
Mientras que Antonia Santolaya nos comenta que: “Participo en el proyecto y libro Viñetas de vida de Intermón Oxfam, trabajo en la edición de un nuevo cuento infantil que se publicará este año, colaboro con distintas editoriales en la realización de material didáctico y participaré en una nueva edición de Dibuja Madrid con el Museo ABC en Madrid y México. Además tengo en proyecto un nuevo cómic del que todavía falta mucho por definir”.
Mientras, podemos recordar cómo la iniciativa de un poeta chileno salvó a más de 2.200 españoles. Un acto humanitario que, por cierto, España no ha agradecido nunca de manera oficial a Chile. En cuanto al Winnipeg, fue hundido por un submarino alemán el el 22 de octubre de 1942 , todos los pasajeros fueron rescatados con vida.
Por cierto que este cómic se presntó en el espacio cultural de “El regreso del Winnipeg”, especializado en temas relacionados con Chile.

BARCELONA BAJO LAS BOMBAS.


http://www.traveler.es/viajes/viajes-urbanos/articulos/barcelona-bajo-las-bombas-el-refugi-307/6607


Refugi307
Refugi 307
© MUHBA (autor Pep Herrero)

Texto:

A lo largo de la Guerra Civil Española la ciudad de Barcelona fue bombardeada en numerosas ocasiones. Consecuencia de los ataques fue la construcción de una ciudad subterránea, búnkeres en el subsuelo de la ciudad. Hoy, parte de esta otra Barcelona, la que existe bajo los adoquines, se puede visitar en lugares como elRefugi 307.
A lo largo de la Guerra Civil Española la ciudad de Barcelona fue bombardeada en numerosas ocasiones. Testigos de los primeros ataques afirman que los barceloneses desconocían que pudieran ser agredidos de esa manera, de hecho, temían más un ataque químico que no una agresión desde el cielo o desde el mar. Por este motivo, cuando los primeros aviones empezaron a sobrevolar Barcelona con la intención de lanzar sus bombas, muchos niños subían corriendo a los terrados de la casas para verlos de cerca.
Después de los primeros bombardeos, las autoridades locales crearon la Junta de Defensa Pasiva para poner en marcha las medidas que hicieran falta para salvaguardar las vidas de la maltrecha población civil. Al principio se habilitaron los sótanos de las casas y los túneles de la red de metro para esconderse del terror. Pero no fueron suficientes ya que los ataques tanto por aire como por mar se intensificaron y los barceloneses ya no sabían qué hacer para proteger sus vidas y las de los suyos.
Por esta razón, la población civil empezó a construir refugios en el subsuelo de la ciudad. Como la mayoría de hombres jóvenes estaban en el frente, los encargados de perforar el subsuelo eran personas mayores y niños que, con pico y pala, agujerearon la ciudad. Se llegaron a crear más de mil pero hoy en día solo se conservan unos pocos. El más destacado y que, además, se puede visitar, es el Refugio 307, al pie de la montaña de Montjuic. Este espacio lo gestiona el Museo de Historia de Barcelona, que aglutina varios emplazamientos históricos diseminados por la Ciudad Condal.

LA VIDA BAJO LOS ADOQUINES
El Refugio 307 podía acoger a unas 2.000 personas a lo largo de sus 400 metros de túneles.Contaba con tres entradas –evitando así quedar atrapados si se quedaba bloqueada una de ellas- y todavía hoy se pueden ver varios espacios como los lavabos o la enfermería en la que se daban los primeros auxilios a las personas que entraban heridas por la metralla. Y es que la gente, una vez sonaba la sirena que les alertaba de un bombardeo inminente, tenía muy poco tiempo para llegar a los refugios –apenas dos minutos-, por lo que arribar sanos y salvos a las guaridas, a veces, era casi misión imposible.
Los bombardeos, a excepción de los acaecidos durante tres días en marzo de 1938, solían durar unas dos horas. Durante este tiempo las personas que se hallaban en los refugios debían respetar unas normas de convivencia. Las dos más importantes eran ser optimistas y no hablar ni de política ni de religión para evitar posibles enfrentamientos. Parece paradójico que en los refugios de la Barcelona republicana no se pudiera conversar sobre estos asuntos pero cabe recordar que en mayo de 1937 hubo un cruento enfrentamiento entre anarquistas y comunistas que se saldó con 400 muertos y más de 1.000 heridos, por lo que los ánimos en el bando republicano estaban bastante soliviantados.
Todavía viven algunos de los niños, hoy ancianos, que se llegaron a guarecer en el Refugio 307. Algunos recuerdan cómo a la entrada les daban un palo de madera para morderlo cuando explosionaran las bombas evitando así problemas en los oídos. O cómo muchos de ellos jugaban en la sala que se construyó para que pudieran pasar un rato entretenidos ajenos a la barbarie exterior.
Al acabar la Guerra Civil Española, la mayoría de refugios cayeron en el olvido. Muchos de ellos fueron destruidos con la ampliación del metro y con la construcción de aparcamientos. La zona este del Refugio 307 fue reaprovechada por una fábrica de vidrio como horno y almacén mientras que la entrada oeste fue ocupada por una familia de Granada que vivió allí durante bastantes años en la época del barraquismo, un fenómeno que caracterizó el paisaje urbano de Barcelona hasta principios de la década de los 90 del siglo pasado.
Barricada en Barcelona
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