divendres, 8 de maig del 2015

Fotos que hablan (II)


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6 de mayo de 2015.-
Las fotos no sólo se miran. También hablan. Ésta es la historia de una familia cordobesa. Es la familia de Gonzalo, que murió en Valdenoceda en 1939. Como quizás habéis leído, la prisión fue abierta en octubre de 1938. Los primeros muertos en este penal fueron enterrados en el cementerio viejo. Pero éste se llenó y las autoridades de la prisión comienzan a ver dónde pueden enterrar a los próximos muertos. Compran una parcela, situada junto al cementerio. Pero mientras realizan los papeleos, mueren dos presos del penal, Gonzalo y Anesio.
Las autoridades del penal, no sabemos por qué, deciden enterrar a estas dos personas en cualquier lugar. Y lo hacen en plena calle, justo detrás del cementerio viejo.
Cuando en 2007 comenzamos la exhumación, vecinos del pueblo nos alertaron de enterramientos en plena calle. Y una persona nos señaló el lugar exacto en el que había personas enterradas. El georradar nos confirmó dos cuerpos. Tras la exhumación, las dos familias fueron localizadas y, tras las pruebas de ADN, se pudo confirmar la identidad de cada uno de los restos. Los restos de Gonzalo y Anesio fueron preparados para ser entregados a sus familias el 6 de marzo de 2010.
Pero la familia de Gonzalo no pudo viajar. Y la Agrupación optó por enterrar sus restos en el nuevo panteón que se construyó en el cementerio de Valdenoceda para albergar los restos no identificados.
Allí permaneció Gonzalo hasta que, en febrero de este año, un nieto suyo nos dijo, a través de su hija Patricia, que quería recoger los restos para enterrarlos en el pueblo. Tras el intercambio de correos electrónicos y llamadas, Patricia nos confirmó que su padre quería recoger los restos de Gonzalo y llevarlos al pueblo. Y preparamos todo para que así pudiera ser: el informe de la identificación, el certificado forense para el traslado de restos…..
El pasado 18 de abril, la familia de Gonzalo viajó a Valdenoceda. Y por fin, después de muchos años de espera, pudieron recoger los restos del abuelo, que ya ha sido llevado a su pueblo. El nieto de Gonzalo recogió sus restos. Y los dejó a los pies de su hija, Patricia, y de su nieta. Con este gesto, varias generaciones (abuelo, nieto, bisnieta y tataranieta) estaban compartiendo un momento único, que Patricia vivió en toda su intensidad.
Con toda dulzura, Patricia está en la foto contando a su hija, la tataranieta de Gonzalo, qué contiene esa caja, envuelta en la bandera que simboliza los valores que Gonzalo había defendido, en los que había creído y por los que fue capaz de dar su vida. Y es seguro que esos valores pasan de generación en generación y que esa niña, que puso una pequeña flor y que apoyaba su chupete sobre la caja, está mamando verdad, justicia y reparación.
¿Qué es mamá? Es memoria, es mi abuelo.... Foto: Fuen Benavente
¿Qué es mamá? Es memoria, es mi abuelo…. Foto: Fuen Benavente