dijous, 7 d’agost del 2014

Franco, la ONU y Rajoy. MARCIAL VÁZQUEZ


http://www.diarioprogresista.es/franco-la-onu-y-rajoy-54267.htm


JUEVES, 7 DE AGOSTO DE 2014
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Es posible que nuestra deriva presente y nuestro incierto futuro se explique por la resistencia a depurar nuestro pasado más reciente y más oscuro: los 40 años de dictadura franquista. Es cierto que Franco lleva mucho tiempo muerto, y que el franquismo sin Franco pudo sobrevivir no en forma política sino en el sustrato social de la conciencia de muchos españoles.

 Los procesos histórico-políticos de totalitarismo social pueden sobrevivir cuando no existe una condena clara y firme al dictador una vez que ya no está en el poder. Me refiero a que en España han persistido una parte de nuestros políticos, nuestros medios y vecinos, que han justificado o dulcificado la figura y la obra del Caudillo. Sin ir más lejos aún podemos recordar la macro misa que se celebró en Cataluña para que el Papa beatificase a mártires de la guerra civil sin atreverse ni tener la decencia de pedir perdón por la connivencia y complicidad de la Iglesia española en el golpe de estado del 36 que presentaron como “una cruzada nacional”. 

Si vivimos en un país donde se elevan a los altares sacerdotes asesinados por “los republicanos” mientras que se niega la más mínima asistencia humana a ciudadanos que quieren enterrar los restos que queden de sus antepasados, ¿qué podemos esperar? Lo que tenemos: que encima salga ese impresentable, diputado del PP, llamado Rafael Hernando, acusando a los familiares no de buscar a sus antepasados sino de buscar una forma de ganar dinero. Bueno, aunque incluso fuese así sería más honrado que llevarse sobres emanados de la caja B de tu partido. 

En este sentido hace pocos días se conmemoró, como cada año, el aniversario del asesinato de las “13 rosas”, uno de los capítulos siniestros de la guerra civil más famosos en nuestro país gracias a que hicieron una película sobre ello, que así tenemos el nivel de conocimiento histórico que tenemos en España. Si no es por el cine muchos ni sabrían de las atrocidades que se cometieron en aquellos 3 años de lucha fratricida. Este reciente 30 de julio un grupo de trabajo de la ONU presentó un informe sobre las víctimas del franquismo, pidiendo a Rajoy que en un máximo de 3 meses el gobierno de España presente un plan de asistencia al respecto. No sé si en la Moncloa aún deben de estar riéndose, porque este gobierno ha retirado todo apoyo económico a la ejecución de la ley de memoria histórica que puso en marcha Zapatero. Un derecho que el PP no ha derogado pero que ha dejado, de facto, inaplicable retirándole todo recurso para su aplicación. 

Pero seamos sinceros, el primer paso para reparar a las víctimas del franquismo y conseguir que esta democracia que tenemos empiece a tomarse en serio sería demoler el Valle de los Caídos. No es que suponga un agravio para tantos muertos en manos del fascismo nacional sino que es un insulto a todos los demócratas que tenemos que soportar como en nuestro país existe un monumento hecho por prisioneros de guerra donde duermen los restos del dictador y se presenta como símbolo de “reconciliación”. El problema no es que persista como pueden persistir las cámaras de gas en Alemania o en Polonia, es que aquí lejos de ser presentado como una vergüenza de nuestro pasado, se utiliza como un santuario por parte de la extrema derecha, aunque a más de un dirigente del PP se le ha visto caminar por allí. 

Y, a raíz de que siga existiendo este monumento, es imposible la creación de esa “comisión de la verdad” sobre el franquismo y la violación de los derechos humanos en la dictadura, como pide también la ONU. Es evidente que con Rajoy y Cospedal lo único que podríamos esperar sería una comisión de la mentira, con Pío Moa como presidente honorífico en su misión de hacer apología del franquismo y de insultar a los homosexuales. 

El problema en España es tridimensional: pasado, presente y futuro, pero siempre con un común denominador: una derecha que se creyó dueña de España y que 75 años después sigue ejerciendo como tal. Por eso el franquismo no murió con Franco, porque Franco ya se encargó de inocularlo de manera inapelable a miles de conciencias futuras.