dimarts, 17 de juny del 2014

CeAQUA. 17/06/14



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Posted: 16 Jun 2014 05:20 AM PDT
La jueza argentina María Servini de Cubría visitó España entre los días 18 y 30 de mayo. Servini ha recogido el testimonio de varias víctimas del franquismo que, por edad u otras razones, no han podido desplazarse a Argentina para prestar declaración en la causa contra los crímenes del franquismo que se sigue en este país. La jueza ha tomado declaración a personas del País Vasco, Andalucía y Madrid.
Aunque el Gobierno español no admite que se juzguen estos crímenes y ha negado la extradicción a Argentina de dos torturadores, el juez de la Audiencia Nacional Fer­nan­do Andreu ha abierto una brecha importante al colaborar con la jueza Servini el pasado 29 de mayo. Ana Messuti, abogada de la querella argentina, valora el desarrollo de la causa contra el franquismo.
¿Cómo valora la visita de la jueza Servini a España?
Es un acontecimiento muy positivo. No sólo porque el viaje anterior, no realizado, había creado muchas expectativas, sino por el interés que la jueza manifiesta al realizarlo. Las declaraciones que ha escuchado, la colaboración de los juzgados locales y la participación de los jueces, que han interrogado ellos mismos a los declarantes, revelan que no todos los jueces españoles cierran los ojos ante la necesidad de investigar los crímenes del período franquista.
¿Qué supone que el juez Fer­nan­do Andreu haya participado junto a la jueza argentina en el interrogatorio a dos víctimas?
Es muy significativo que un juez del alto órgano judicial, que había interrumpido las investigaciones de Garzón, participe en el interrogatorio a las víctimas. Al mismo tiempo, que sea la Audiencia Nacional, que hace unos días negó la extradición de dos presuntos torturadores solicitada por la misma jueza, sólo puede leerse como un cambio positivo y como un gesto de apertura frente a la causa argentina.
¿Cuál es su papel en la querella argentina y qué está suponiendo para usted la defensa de las víctimas del franquismo como abogada y como persona que tuvo que huir de la represión en Argentina?
Integro el equipo de abogados que lleva adelante la causa argentina, incluso desde antes de la elaboración de la querella inicial. Me ocupo del contacto con los querellantes –me consultan personalmente siempre que la distancia lo permite– y de la redacción de sus querellas. También voy a los lugares donde me invitan las asociaciones de memoria histórica y explico lo relativo a la causa.
Como persona, este trabajo no puede dejar de afectarme. Los relatos que escucho desde que lo he comenzado, cuatro años atrás, son historias de dolor, de mucho sufrimiento, y en lugar de volverte insensible, te sensibilizas cada vez más… Las víctimas me han enseñado mucho más respecto a la justicia que las aulas universitarias.
“Algunos buscan recuperar los restos de sus padres y abuelos, otros
buscan a los hijos o hermanos que les han robado, otros esperan que sean
juzgados aquellos que los han torturado, o aquellos que han condenado a
muerte a sus familiares”Por otra parte, siempre aclaro que no he sufrido la represión porque pude salir de mi país a tiempo. No me gusta atribuirme ‘méritos’ que no tengo. Aunque esa salida no haya sido ningún paseo y mi vida, y la de mi familia, haya tenido que cambiar de rumbo totalmente.
¿Qué aspectos le han impresionado más durante la elaboración de las querellas de las víctimas?
Lo que más me impresiona es esa necesidad de justicia que perdura a través del tiempo, expresada en tan diversas formas, por las víctimas. Cada una, según aquello que ha sufrido, persigue un objetivo distinto, pero todas se dirigen a un mismo lugar: la justicia penal.
Sin entrar a valorar los distintos grados de sufrimiento, las distintas formas de victimación: desapariciones forzadas ( los célebres “paseos”), fusilamientos, trabajo esclavo, robo de niños, maltratos en preventorios, prisión en condiciones terribles, exilio y muertes en campos de concentración nazis, torturas…
Entre las víctimas, algunas buscan recuperar los restos de sus padres y abuelos, otros buscan a los hijos o hermanos que les han robado, otros esperan que sean juzgados aquellos que los han torturado, o aquellos que han condenado a muerte a sus familiares o amigos en un marco de procedimientos y leyes manifiestamente abusivos e injustos. Son varios los significados que tiene la palabra justicia en esta causa. Y esos diversos significados nos enseñan a los juristas mucho más acerca de lo qué es la justicia que todas las definiciones que podamos haber estudiado en las universidades. Porque evidentemente no hay nadie que sepa mejor lo que es la justicia que quien ha sufrido la injusticia.
También me ha impresionado la fe que manifiestan los querellantes en lo que un tribunal penal puede darles, aunque se encuentre a miles de kilómetros de distancia. Y eso es otro elemento notable: no les cabe duda alguna de que deben dirigirse a un tribunal penal, al foro que se ocupa de los crímenes. No han sido víctimas de un terremoto o de alguna otra catástrofe natural; han sido víctimas de crímenes de lesa humanidad, de crímenes que constituyen genocidio.
He hablado de víctimas, porque es el término que solemos emplear: pero hay muchos querellantes que prefieren evitarlo y que los llamen represaliados, debido a una posible connotación pasiva de la palabra víctima. Sin embargo, cuando la víctima se convierte en querellante o denunciante, ya ha dejado de ser pasiva y asume un papel en la justicia, se hace sentir, y comparte en el espacio social y jurídico su vivencia de la injusticia.
Ha sido fundamental para la buena marcha del proceso el movimiento social generado en torno a la causa, que se ha canalizado, a través de las asociaciones regionales o de víctimas de determinados delitos, en Plataformas regionales, que a su vez participan en una Coordinadora estatal de apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (CeAQUA).
¿Qué  ha supuesto para las víctimas y sus familiares la querella argentina?
Tendría que responder en presente continuo: qué supone, qué está suponiendo. La querella es un proceso que les ha permitido salir del silencio que les ha impuesto la justicia española. Desde el momento mismo en que se presentan, que van rememorando la historia familiar o la propia, se nota un gran esfuerzo emocional, además del esfuerzo práctico que supone reunir los documentos necesarios.
“Desde el mismo momento en que han contado su historia, en que la han verbalizado ante quien redactará su querella, respiran con alivio” Pero también desde el mismo momento en que han contado su historia, en que la han verbalizado ante quien redactará su querella, respiran con alivio. Más grande y notable aún es el alivio que han sentido quienes han prestado declaración ante el Juzgado en Buenos Aires, directamente o mediante teleconferencia. Hay algo de catarsis en estas experiencias.
Por otra parte, las víctimas directas han podido asistir a procedimientos de extradición en los que los imputados de torturas tuvieron que comparecer ante la Audiencia nacional. Es cierto que no se ha concedido la extradición, pero esas comparecencias, que se producían por primera vez, ante un tribunal de justicia han tenido un asomo de reparación para las víctimas.
También han asistido a la visita de la jueza encargada de la causa, que ha viajado desde la Argentina para tomar declaraciones a las víctimas que tenían dificultades para desplazarse y para responder a las invitaciones que le habían cursado diversas instituciones del Estado español. Pero aún más importante, algunas víctimas han declarado ante jueces españoles, que por primera vez tomaban declaraciones por los crímenes del franquismo. Si bien esto se hacía en respuesta a las comisiones rogatorias expedidas por la jueza argentina, no puede dejar de considerarse una buena señal de la disposición de esos magistrados de cumplir las obligaciones internacionales contraídas por España. Y uno de esos magistrados pertenece a la Audiencia Nacional…
Acaba de publicar Un deber ineludible. La obligación del Estado de perseguir penalmente los crímenes internacionales. ¿Qué opina de la última reforma del Gobierno del PP sobre la aplicación de la jurisdicción internacional en España?
En ese libro que, salvo algunas modificaciones, ha sido mi tesis doctoral en la Universidad de Salamanca, intento demostrar que los Estados tienen la obligación, no la facultad solamente sino la obligación, de investigar y juzgar (es lo que denota la expresión  “perseguir penalmente”) los crímenes contra la humanidad y el genocidio. Por lo tanto, la reforma me parece la manifestación legislativa del incumplimiento de esa obligación internacional.
¿Podemos afirmar que los crímenes del franquismo acabarán siendo juzgados?
Nunca lo he dudado. Serán los jueces del lugar donde los crímenes se han cometido quienes, en última instancia, se encargarán de juzgarlos.
Posted: 16 Jun 2014 04:26 AM PDT
Desde hace unos días, Teresa Álvarez Alonso camina por su casa cantarina y con la sonrisa pegada al rostro. “He conseguido lo que jamás pensé que iba a conseguir. Soy la mujer más feliz del mundo”, exclama con una alegría contagiosa. Esta asturiana, de 93 años de edad, ya está en paz con su historia y por eso afirma sentirse “más joven que nunca”. El pasado 22 de mayo denunció ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando An­dréu y la jueza argentina María Servini de Cubría el drama de su familia, marcado por las torturas y las desapariciones.
“He conseguido lo que jamás pensé que iba a conseguir. Soy la mujer más feliz del mundo”, exclama con una alegría contagiosa
Tras la toma de Asturias en 1937, las tropas franquistas se llevaron a su abuelo, Evaristo Álvarez Igle­sias, a su padre, Francisco Álvarez Miranda, y a sus hermanos José y Sancho. Evaristo murió en la cárcel tras un Consejo de Guerra en el que se dictó “reclusión perpetua” contra su persona. Francisco consiguió salir ileso, pero vivió bajo torturas aun en libertad. José fue sometido a trabajos forzados en Barcelona. Sancho, que había participado en el frente republicano, nunca regresó de su encierro y hoy es uno de los desaparecidos de la Guerra Civil. Sus cuatro nombres aún resuenan en las paredes de la Audiencia Nacional en una declaración histórica impulsada por la jueza Servini dentro de su periplo por España, que ha tenido como objetivo recoger los testimonios de las víctimas del Franquismo que por su avanzada edad no pueden desplazarse hasta Argentina.

¿Y la justicia?

Un proceso, conocido como la querella argentina, que puede acabar sin culpables. Muchos están ya muertos. Pero las víctimas quieren hablar para saciar su necesidad de justicia. “¿Que si vamos a conseguir algo con esto? Yo creo que sí. De momento, hemos podido hablar de ello, que ya es mucho”, asegura Teresa.
“¿Que si vamos a conseguir algo con esto? Yo creo que sí. De momento, hemos podido hablar de ello, que ya es mucho”, asegura Teresa
“Mi madre murió de pena. No podía llorar y nos decía que lloráramos nosotras por ella”, cuenta esta asturiana mientras le vienen a la cabeza alguna de las torturas que escuchó en su hogar, frecuentado por las tropas franquistas, que “se lo llevaban todo, hasta las sábanas de las camas”. Teresa recuerda especialmente un interrogatorio que le hicieron a su padre tras salir del penal de San Marcos. “No oyó bien una de sus preguntas y le introdujeron una varilla de un paraguas para limpiarle la oreja. Quedó sordo para siempre”, asegura. “Mi padre era labrador. Cree­mos que no estaba metido en política”, apostilla.
Con esta pesada mochila de recuerdos se plantó a las puertas de la Audiencia Nacional, donde la jueza Servini la trató “fenomenal”. “Fue fantástica, me acompañó en todo momento”, añade. Y es que en el vocabulario de Tere­sa, ahora mismo, sólo hay palabras de gratitud. Gratitud porque, tras 77 años de silencio, hoy cuenta su relato una y otra vez. Ya es público. “He conseguido lo que jamás pensé que iba a conseguir. Soy la mujer más feliz del mundo”, repite otra vez mientras se escapa un suspiro de satisfacción entre sus palabras.
Posted: 16 Jun 2014 03:47 AM PDT
“Ahora me puedo morir tranquilo”, le dijo su padre Benjamín a Inés García Holgado cuando el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) le sacó una muestra de sangre que será enviada a Cataluña con la esperanza de dar con Vicente García Holgado, hermano de Benjamín y tío de Inés, desaparecido desde 1938 en la Guerra Civil.  Las muestras irán a un banco genético creado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona con ADN de familiares de víctimas del franquismo para compararla con futuras exhumaciones de fosas comunes.
Inés es una de las tres querellantes que dieron inicio a la causa por crímenes de la dictadura de Francisco Franco que lleva adelante en Argentina la jueza María Servini de Cubría. Mientras busca justicia por el fusilamiento de sus tíos abuelos Elías y Luis García Holgado, también intenta dar con el paradero de su tío Vicente. Vicente nació en Argentina en 1915 pero se fue a vivir con su familia a España a los cuatro años. Allí cursó la primaria y secundaria. El golpe de Francisco Franco lo encontró cursando los últimos años de Medicina en la Universidad de Salamanca y militando en la Federación Universitaria Escolar (FUE). Con el comienzo de la Guerra Civil se alistó en los Comuneros de Castilla, un batallón de milicianos antifascistas. Después decidió pasarse al Quinto Regimiento, donde llegó a ser teniente médico. Si bien la última noticia que tuvo su familia fue una carta desde Teruel enviada en enero de 1938, creen que habría muerto en Cataluña, en la Batalla del Ebro.
Por eso, para Inés y su padre la noticia de la creación de un banco de ADN en territorio catalán significó un sueño que este lunes comenzó a hacerse realidad cuando ambos concurrieron al laboratorio del EAAF para la extracción de sangre. “Con mi padre estamos muy agradecidos. El ADN para nosotros significa una oportunidad concreta de saber dónde está mi tío. Nosotros creemos que puede aparecer”, señaló Inés a Tiempo Argentino.
La muestra será enviada primero al laboratorio del EAAF en Córdoba para su análisis y luego será el propio presidente de la institución, Luis Fondebrider, quien la llevará a Cataluña aprovechando una actividad en España. Allí será recibida por la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona, donde funciona el Laboratorio de Genética Forense, a cargo de un nuevo banco genético de familiares de víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista. El banco almacena las muestras de ADN y las cruzará con las fosas que en breve comenzarán a ser exhumadas en Cataluña.
“Ellos van a investigar las fosas catalanas y mi tío debe estar ahí. Por eso es tan importante para nosotros. También fue central la rapidez que tuvo el EAAF para tomar la muestra, porque mi papá tiene 80 años y si a mí o a mi papá nos sucede algo, las próximas generaciones van a poder conocer la verdad”, agregó Inés.  Se trata de la primera muestra de una familia argentina enviada a este banco, el único de España que ya resguarda el ADN de otras 20 familias. Sin embargo, es la segunda vez que el EAAF asiste a víctimas del Franquismo en Argentina.
El año pasado, Adriana Fernández, querellante argentina junto a Inés, pudo enviar la sangre de su padre a España y logró identificar los restos de su abuelo Antonio Fernández García, quien se encontraba en una fosa común. “Para nosotros es un procedimiento normal: tomamos la muestra el lunes pasado, la vamos a analizar en nuestro laboratorio en Córdoba y la vamos a llevar al de Barcelona”, explicó Fondebrider, titular del EAAF. El antropólogo recordó que, a diferencia de lo que sucede en España, desde 2004 el EAAF cuenta con el acompañamiento del Estado. “En España lo pueden hacer de una forma un poco aislada. Hasta donde sé no hay un proyecto de reunir muestras porque el Estado no lo apoya. Es la gente que desde hace años trabaja en esto la que impulsa este tipo de medidas. La capacidad de genética forense de España es muy buena pero no hay apoyo político ni jurídico para poder llevarlo adelante”, aseguró.
LA CREACIÓN DEL BANCO. “Se había creado la ley de memoria en Cataluña y no había un banco genético para recoger el ADN de los familiares. Ahí nos dimos cuenta que no íbamos a tener a nadie vivo cuando se abrieran las fosas”, contó a este diario Roger Heredia, quien impulsó el proyecto de creación del banco junto a Marc Antoni Malagarriga Picas, ambos familiares de desaparecidos durante la Guerra Civil. Por ahora el laboratorio guardará las muestras de sangre congeladas de las 20 familias que aportaron (otras 15 están en proceso de hacerlo), mientras esperan que haya una apertura sistemática de las al menos 240 fosas comunes identificadas en Cataluña. El banco surgió en 2011 como una propuesta de Roger y Marc ante el equipo de genética forense de la Universidad de Barcelona y comenzó a trabajar con la toma de las  muestras de sus impulsores. Dos años después, el Parlamento de Cataluña aprobó con una amplia mayoría una moción para cumplir las recomendaciones del Comité sobre las Desapariciones Forzadas de la ONU tras su paso por España: impulsar el Banco de ADN y permitir las exhumaciones de fosas comunes, e instó al gobierno financiar ambos procesos. “Esta semana el gobierno catalán ha comenzado a mandar cartas a las miles de familias de victimas y sabemos que en los próximos meses tendremos noticias de la modificación de la ley de fosas”, explicó Heredia. El joven destacó que es el primer Banco que hay en España: “La principal problemática es del gobierno español, que no se involucra, cierra las puertas y quiere que ’se pase la página.” «