dijous, 22 de maig del 2014

Entre topos y biberones


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Entre topos y biberones


Esta semana rescatamos otro artículo de Jesús Fernández (Susi) una pluma habitual de la revista losina La Solana, publicado en CRÓNICA DE LAS MERINDADES: -Entre topos y biberones, con el título: Porque no “pensaba como ellos“.  Revista Nº 92-enero 2014 pág. 20. A modo de cuento va desvelando los drama que muchas familias de Las Merindades vivimos.

¡¡PORQUE NO “PENSABA”  COMO ELLOS!!
Han pasado más de setenta años  y mucho se ha hablado  y escrito de la Guerra Civil Española,  cientos de libros e  historias,  pero poco, o casi nada se ha escrito, de lo que ocurrió durante los tres años que duró la contienda, en el Valle de Losa.
Es muy curioso este título que yo me he inventado a pesar de lo crudo que resulta  su exposición. Sabemos que hubo muchas familias  en el Valle de Losa  que sufrieron un drama como el que os vamos a contar. Un padre que tuvo que abandonar su pueblo, su casa, y su familia después de estar escondido y cautivo en  un habitáculo en el pajar de su propia casa, que el mismo  había construido. Después de caminar durante toda una noche a través de los montes que separan Losa, del Valle de Mena,  se alistó en el bando republicano. Su hijo con 17 años fue  la última “Quinta” que  movilizó el Presidente de La República, en el último año de  la  contienda. A esta  “Quinta”, la llamaron “Del Biberón”.No vamos  hacer ningún juicio sobre quien tenía  o no razón, porque ya sabemos como se las gastaban en el otro bando. Solo queremos hacer historia de unos hechos que pocos lo sabíamos.
Para contar estos hechos, ya se han borrado los héroes, han desaparecido  incluso las motivaciones patrióticas, religiosas y económicas. Hace aproximadamente un año, publicamos la “Historia de un Topo en el Valle de Losa”. Al tiempo, me llegaron  unas cuantas llamadas telefónicas e incluso alguna carta del propio Valle,  en el que me decían que  alguien de su familia también había estado  escondido  y que les gustaría que la gente lo supiera; y haciendo una pequeña selección hemos elegido este, por su condición de doble acontecimiento. “Un hijo,  y un padre que luchan en diferentes  “bandos”;  es un ejemplo de lo que  ocurrió en infinidad de casos en toda España. No olvidemos que fue una Guerra Civil. Cada cual en su zona, hacía prevalecer su poder por la fuerza de la “sinrazón”.
salinas desde Tierras de BurgosEl  día 18 de Julio de 1936  fue cuando los españoles comenzaron a pegarse  mutuamente.  “Este vecino de Salinas de Rosío”  al que nos referimos, sabía  que  andaban buscándole; y  nos cuenta su hijo,  como nunca tuvo problemas con nadie  en el pueblo, aunque pensara de “distinta forma de ver la vida”,  y  tuvo que esconderse en su propia casa. Fue una aventura  muy triste pero a la vez apasionante,  ya difuminada por sus  propios  perseguidores. Fueron los mozalbetes falangistas  que ejercían como cazadores furtivos  en busca de aquellos individuos, y eran los  responsables de las grandes desapariciones  que se desarrollaban en los pueblos donde todos sabíamos y conocíamos  quienes eran. Estos actuaban con una perfección, como solo podrían encontrarse, en los cuentos medievales o en las sangrientas conquistas que la Inquisición puso en marcha en la Edad Media.
Así ocurrieron los hechos: En el año 1936, Salinas era  un pueblo eminentemente,  salinero;  tenía más de 40 vecinos y  pertenecía al Ayuntamiento de La Cerca.  Su explotación siempre supuso un alivio a la economía de la casa. La mayoría, disponían de alguna “era” donde  secaban  y  recogían  la sal.   En las salidas y puestas del sol, daban al pueblo, la imagen  de un paisaje   extremadamente  brillante. Sus eras cubiertas  de aquella sal  brillante y blanca como la nieve, daba la sensación, de que el invierno había cambiado de estación.
Al conocer estos hechos, seguro que la gente se preguntará ¿COMO SE HIZO?.  El vecino al que nos referimos, estaba casado y tenía tres hijos y una hija. Este, además de la sal, atendía su labranza, y llegó la “confrontación”… y .¡todo se  fue al carajo!… Las envidias y los malos quereres,  hicieron que  en el Valle de Losa, los falangistas comenzaran a batir el territorio  en busca de aquellos individuos que amenazados, aterrorizados e impotentes, salieran de sus escondrijos como conejos perseguidos por  auténticos hurones…. Las denuncias de algunos  vecinos, fueron haciendo mella en los pueblos y algunos  que decían  ser republicanos, aprovechaban, la noche para buscarlos. España vivía replegada sobre si misma, y esto hacía que la gente temblara ante tanta crueldad.
Este vecino,  dicho sin ironías ni sarcasmos, ya sabía que andaban detrás de él, porque algún  amigo le sopló  por lo “bajines”. Así,  que  decidió esconderse en su propia casa. En el pajar se construyó su  propia vivienda y allí estuvo escondido y cautivo el tiempo suficiente para cansarse y  poner fin a su  propio cautiverio.  Abandonar su casa, su familia, y su pueblo. Casi todos los días aparecían  los matones por su casa  preguntando  por él, y su mujer  siempre les decía lo mismo,  “se ha ido  de casa”. Después de muchas visitas frustradas a la casa. Eran las 12 de la noche  de un día cualquiera, cuando llaman a la puerta preguntado por él; su mujer se asomó al balcón,  y les da la misma contestación, “no está en casa”;  éste, que  lo estaba oyendo desde su habitáculo, ya  harto,  de estar  tanto tiempo sufriendo su cautividad…..le dice a su mujer, ¡me voy, no aguanto más!… ¡¡Prepara la cena que  me paso  al  “otro bando” que esta  estacionado en Villasana de Mena!!.  Su mujer tembló cuando oyó la voz de su marido, pero también pensó  en lo que estaba sufriendo en aquellas condiciones. Cenaron por última vez   todos juntos, y  su mujer le preparó un buen bocadillo y se fue casi con la ropa puesta, una ropa ligera para  el viaje.  Mientras él  había preparado   el macuto, el hijo mayor que entonces tenía 16 años acompañado de su madre,  cogieron una soga de las mejores de que disponían; la amarran  a  la viga madre del pajar, y por la parte trasera para que nadie les viera, (era una noche  muy oscura) se cuelga de la soga y  se deja caer, hasta tocar suelo, era (ágil como un atleta);   a su hija, llorando al igual que toda su familia,  la  tuvieron   que poner un pañuelo en la boca por si los sollozos, llegaban al oído de algún vecino.

la magdalena de descendedorEran las doce de la noche, cuando comienza su exilio. Salió de su casa huyendo  hacia la sierra  buscando el lugar menos costoso; lo hace a pie pasando por los  montes de Castrobarto, hacia La Magdalena.  Ya  conocía el camino, porque  meses antes había estado construyendo  trincheras de defensa, en aquella zona,  por lo que no le fue muy difícil sortear la vigilancia   que hacían los vecinos de los pueblos,  obligados por las autoridades militares. Me comentaba su hijo, mi interlocutor, que  sorteó los dos  puestos donde hacían guardia, sin levantar   ninguna  sospecha.  Al amanecer ya había atravesado la sierra y en Villanueva se encontró  con un conocido que le acompañó  hasta   Villasana, donde estaba  estacionado el Batallón Villarías;  una vez   allí, se entregó a los republicanos que le recibieron como un soldado  más.  Enseguida simpatizó con ellos  que le bautizaron con el nombre de  “El Evadido”.
plaza de toros de SantanderDespués de  estar en  aquel Batallón  más de dos meses. El Gobierno Vasco  que estaba construyendo el llamado “Cinturón de Hierro”, a una  parte de estos soldados, los destinan    a fortificar la ermita de San Roque en Archanda.  Las tropas de Mola poco tiempo tardaron el entrar en la Capital Vizcaína, teniendo que  abandonar su refugio, huyendo por el monte  hacia Santander. Ya en la ciudad  cántabra,  en el puerto, encontraron una gabarra preparada para huir a Francia, pero no consiguieron ni ponerla en marcha, ya que enseguida  aparecieron los soldados nacionales  a los que se entregaron  sin  ofrecer  resistencia. En un principio, los encerraron en la Plaza de Toros de Santander, para luego trasladarlos a la Cárcel Provincial donde estuvo recluido hasta que llegó  el juicio,  saliéndole “Pena de Muerte”.  Desde la Capital de Cantabria,  le  trasladaron  en ferrocarril  y después de 7 días y siete noches llegaron  al Penal del Puerto de Santa María, donde estuvo hasta su puesta en libertad.
Conocida la noticia de la  “pena  muerte”, su mujer, cargada de  valor, acudió en busca de auxilio y lo encontró en  un amigo llamado  Quintín de La Torre,  que la acompañó a Salamanca donde   tenía un hijo que ejercía un  alto cargo en el Gobierno  de Franco. Este, según  cuenta su hijo, pidió audiencia al Generalísimo,  que  le conmutó la pena de muerte, por “treinta años”  y que debido a su buena conducta,  solo cumplió cinco.  Ya libre  en casa,  debía de  presentarse durante un  largo tiempo, todos los meses a la Guardia Civil.

                                 ¡¡El verso de un detenido!!
Tengo un recuerdo en mi memoria
que  acusado por la audiencia
sin defensor ni testigo
me leyeron la sentencia.
Me encuentro sin libertad
cumplo y acato la Ley
y con nadie tengo amistad,
y ante la ley,  nada tengo que ocultar.
Ya me arrastra la corriente
de donde estoy estancado,
mi libertad ha llegado
me culparon  de un delito  que no cometí,
siempre me sentí  inocente
 y vivir de cuerpo presente
muchos años sepultado.
¿Por qué? si siempre fui un hombre prudente.
Viví un tiempo en mi casa cautivo y arrestado,
mis palabras no engañan
no he robado, ni he matado
ni tengo esa mala entraña.
Envuelto en esa maraña, injustamente acusado,
es la causa de un juicio  mal ejecutado.
He cumplido  mi sentencia
y no he bajado la cabeza
porque todo fue culpa de una ingrata torpeza.
¿Por qué jóvenes, hombres y ancianos
prendimos fuego a la mecha, siendo iguales las dos manos?.
Soy agua de río pasado
y como el agua mueve al molino.
También nosotros nos sentimos cambiados.
Aquel fin de marzo
que cobré la libertad,
solo pensé en mi esposa y en mis hijos
 y ¡¡estrecharlos entre mis brazos!!……    
 Jesús Fernández (Susi)

La Quinta del “Biberón”: Fue  el nombre que recibió  la “Quinta  del 41”.  Esta y en todo el territorio que controlaba aún la República durante los últimos años de La Guerra Civil Española, su Presidente, Don Manuel Azaña, mandó movilizar a todos los jóvenes  nacidos entre los años 1920-21. En aquel momento las tropas franquistas habían atacado fuertemente   en Cataluña  y se estaban haciendo con el control de los últimos puntos de resistencia republicana. En total fueron llamados a filas unos 30.000 jóvenes.  Primeramente los utilizaron para cubrir tareas auxiliares, pero enseguida ya participaron en misiones de guerra.  Eran  niños,  muchos   aún sin barba, sin instrucción, ni nada que se pareciera a un soldado.  Se cree que recibió este nombre, cuando Federica Montseny  se refirió a todos ellos de esta manera ¿Diecisiete años? “pero si todavía  deben tomar el biberón”.  Estos niños estuvieron presentes, en las cruentas batallas de los Ríos Segre y Ebro y algunos fueron destinados a los Pirineos Leridanos.  (Parece ser,  pero  nadie  lo ha confirmado)  que Franco  en la zona por él dominada, ya  había llamado a filas a esta misma “Quinta”.
Acabada la guerra,  estos niños corrieron suertes diferentes, algunos se exilaron en Francia, y otros en prisiones franquistas o en los campos de concentración de Vitoria y Miranda de Ebro y algunos en el Sáhara Español.  (Alguien me cuenta sin  mucha  seguridad), como la mayoría de estos jóvenes soldados que combatieron en el bando republicano y  que fueron hechos prisioneros  por las tropas nacionales,  quedaron   liberados por el régimen franquista, ya que fue normal,  durante todo el conflicto,  y en su mayoría, la ideología de los llamados a filas, no era recíproca al bando que les obligaba a alistarse bajo “coacción”, en gran parte de los casos.
penal_a_puertosantamariaEntre estos  “niños soldados”  estaba el hijo mayor de “nuestro  personaje”, procesado,  y preso en El Puerto de Santa María.  Estos niños, tuvieron que viajar en trenes de  ganado, apiñados  y amontonados como animales, hasta llegar a su destino.  ¿Como quedaría  esta pobre  madre, con su marido preso en El Puerto de Santa María, su hijo mayor con 17 años en la guerra y su hijo pequeño de cinco años  en casa de  sus tíos enCuesta Urria (un pueblo cercano  a Medina de Pomar) lejos del hogar familiar?……. es un ejemplo de  lo que ocurrió  durante los tres años que duró la contienda.
Jesús Fernández (Susi)

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