dissabte, 26 d’octubre del 2013

“Hoy, después de 77 años, José María León vuelve a ser nuestro alcalde” octubre 26, 2013


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“Hoy, después de 77 años, José María León vuelve a ser nuestro alcalde”

Aguilar (Córdoba) nombra a su alcalde y concejales fusilados en 1936 miembros honorarios de su Corporación. Es uno de los primeros pueblos que lleva a cabo este reconocimiento
ALFONSO ALBA / AGUILAR (CÓRDOBA) / 26 OCT 2013
andaluces. es (periódico digital de ideas y noticias)

Homenaje a los miembros del Ayuntamiento de Aguilar fusilados. // ENRIQUE GÓMEZ

“Es nuestra obligación dejar claro que aquellos que dieron su vida por la libertad son un ejemplo para las generaciones futuras”. Un enorme retrato de José María León Jiménez, el alcalde de Aguilar de la Frontera (Córdoba) fusilado en 1936, presidía el Auditorio Municipal de los Desamparados durante el discurso del actual regidor, Juan Martín (PSOE). Junto al retrato de León Jiménez, las imágenes en blanco y negro de los otros cuatro concejales republicanos fusilados en el verano del 36 (Antonio García Márquez, Antonio Cabello Almeda, Andrés Alberca Conde y Rafael Aparicio de Arcos) destacaban en un acto que llenó el recinto aguilarense y en el que se les nombraba “miembros honorarios” de la Corporación aguilarense por los siglos de los siglos.
Aguilar de la Frontera se ha convertido en uno de los primeros pueblos de España en llevar a cabo esta distinción para sus alcaldes y concejales fusilados cuando fueron sorprendidos por el estallido de la Guerra Civil gracias a una de las asociaciones por la recuperación de la memoria histórica más activas de Andalucía: Aremehisa. Presidida por Rafael Espino, esta asociación ha desenterrado docenas de cadáveres de fusilados que estaban en fosas comunes en el cementerio aguilarense, los está identificando a través de sus correspondientes pruebas de ADN y les ha dado una sepultura digna. Gracias al empeño de Aremehisa, el Ayuntamiento de Aguilar ha cambiado el nombre de dos calles para otorgárselas a su alcalde y a uno de sus concejales fusilados, y ha organizado cuatro congresos sobre memoria histórica, publicando ya dos de sus actas.
“Hoy, después de 77 años José María León volverá a ser nuestro alcalde. Y Antonio García Márquez, Antonio Cabello Almeda, Andrés Alberca Conde y Rafael Aparicio de Arcos volverán a ser nuestros concejales para siempre. Aguilar de la Frontera salda así una deuda histórica y su Corporación vuelve a estar al completo”, leía, durante su discurso, con firmeza, Rafael Espino. “Para nosotros, aún están vivos y no dejarán de ser lo que fueron: hombres libres”.
Espino leyó también las palabras de Virginia, la hija del alcalde fusilado, que recordaba cómo el día 18 de julio de 1936 su padre se fue al Ayuntamiento. “Decía que estaba en su sitio. Aquel día fueron a por él y lo cogieron por socialista. Se lo llevaron a matarlo el 2 de agosto de 1936″. La nieta del regidor, también llamada Virginia porque según su padre evocaba el concepto de “libertad” a su abuelo, que desde ayer ya es perpetuo en Aguilar de la Frontera, envió un mensaje desde Barcelona: “Siento una gran alegría porque al fin se reconoce su lucha. Pero también siento pena porque este reconocimiento no llegara antes, cuando sus hijos vivían y no han podido disfrutarlo“. “Gracias por este testamento de libertad y futuro”, concluyó. “La vida de estos hombres admirables no terminó con su muerte”, cerró Rafael Espino, entre el aplauso de un auditorio repleto.
Sin embargo, la reparación aún no es completa. De momento, sólo la familia del alcalde fusilado ha identificado sus restos a través de la pruebas de ADN y le ha dado una sepultura digna. De los otros cuatro concejales, uno fue fusilado en Córdoba, donde fue llevado preso en agosto de 1936, y los otros siguen estando en una nave de propiedad municipal en Aguilar a la espera de que los identifiquen. “La espera está siendo demasiado larga, pero nunca es tarde”, concluyó el actual alcalde.
Uno a uno, los familiares de los fusilados fueron recogiendo las distinciones que convertían en miembros honorarios a los fusilados en 1936. El público, en pie, recibió con aplausos -y algunos con lágrimas- la distinción que cierra una herida abierta en un desgraciado verano de hace 77 años.