dilluns, 23 de setembre del 2013

El héroe discreto


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FESTIVAL DE SAN SEBASTIÁN


Un documental narra la historia de Albert Le Lay, jefe de la aduana francesa en Canfranc

GARZA AGUERRI 23/09/2013
"Albert Le Lay es un personaje impresionante, un héroe discreto y humilde que nunca solía destacar lo que hizo". Así definen José Antonio Blanco y Manuel Priede al protagonista de su película El rey de Canfranc, un documental ficcionado que recoge un nuevo e importante capítulo de la estación de Canfranc durante la segunda guerra mundial, que hoy se presenta en la sección Zabaltegi del Festival Internacional de Cine de San Sebastián
Aunque nacido en Pamplona, José Antonio Blanco es oriundo de Uncastillo, donde residen sus padres. Durante un tiempo trabajó en Panticosa y, sin duda, conoce muy bien el Pirineo. Las historias sobre el oro de Canfranc, la arquitectura de la estación y su entorno llamaron siempre la atención de Blanco, que comenzó a fantasear primero y a investigar, después, sobre las historias que allí pudieron suceder. Así llegó hasta la figura de Albert Le Lay, jefe de la aduana francesa en Canfranc durante la ocupación del país vecino por el régimen nazi. Le Lay, formó parte de una red de espionaje y ayudó también a pasar la frontera a numerosos judíos, jugándose su vida. "Es una historia humana y emotiva que no era conocida", señala Blanco.
José Antonio Blanco, Manuel Priede y otros compañeros de TVE comenzaron a adentrarse en la vida de este personaje y a entusiasmarse por una aventura en la que el protagonista pasaba documentos hacia Madrid para que después, a través de la embajada francesa y el consulado inglés en la capital de España, llegasen a Londres. Los autores del documental desentrañan la red urdida en Canfranc, reúne testimonios de vecinos, antiguos trabajadores de la estación, carabineros, aduaneros, refugiados y familiares de Le Lay. "Una de las formas de pasar documentos microfilmados fue a través de tres niñas adolescentes de 14 años que trabajaban en su casa en Canfranc. Cumplían tres requisitos: eran hijas de ferroviario, por lo que podían viajar libremente y gratis a Zaragoza, que una era novia de guardia civil, y que tenían que bajar al dentista a Zaragoza, donde contactaban con un sacerdote que hacía llegar, ya no sabemos cómo, los documentos a Madrid", cuenta Blanco. Una de esas niñas, Lola Pardo, que cuenta con 86 años, estará hoy en la presentación del filme.
"Lola era más inconsciente que su hermana Pilar y se arriesgaba, incluso abría algunas de las cartas, pero estaban en inglés y no sabía lo que decían. Otras veces, eran mapas. Eso sí, dice que se le quedó grabada una palabra, Normandía. Quizá el episodio del desembarco ya se estaba gestando ahí", apunta Blanco.
El trabajo refleja así un momento fascinante del espionaje durante la segunda guerra mundial, en un pequeño pueblo que vive alrededor de una estación de tren internacional y donde las gentes conviven, callan y se juegan la vida sin que nada tenga que trascender. Como Albert Le Lay, quien un día, perseguido por la Gestapo, logró huir tramando un astuto plan que inició, sencillamente, dando un paseo por el pueblo sin llamar la atención. Una vez acabada la guerra, en una Francia ya libre, rechazó honores y reconocimientos y solo pidió una cosa, volver a Canfranc.
El trabajo, producido por LocatPro Films y TVE, Aragón TV, FR3 y el Institut Nacional Audiovisuel (INA), competirá en San Sebastián en la sección Zabaltegi, que este año se abre al género documental. Tras su paso por el certamen, la cinta iniciará una breve gira por salas y finalmente llegará a las televisiones que han participado en su creación, entre ellas Aragón TV. En Zaragoza "tendrá un estreno especial el 11 o el 12 de octubre", antes de pasar por los cines comerciales.